Chile perdió más de $ 50 mil millones de dólares en inversiones entre el comienzo de los violentos disturbios de izquierda en 2019 y septiembre de 2022, informó Bloomberg, y, con un presidente socialista de línea dura, las perspectivas de lo que alguna vez fue la economía más exitosa de América Latina parecen sombrías.
Los disturbios que comenzaron ese año, supuestamente como una protesta contra un aumento propuesto en las tarifas del transporte público, resultaron en años de caos cuando los izquierdistas quemaron iglesias, atacaron estaciones de policía y se involucraron en violencia masiva que resultó en al menos 34 muertes.
El entonces presidente Sebastián Piñera, un centrista, canceló el aumento de tarifas, solo para que los izquierdistas de repente exigieran una constitución nacional completamente nueva.
La agitación en el país definió en gran medida las elecciones presidenciales de 2021, que el radical de extrema izquierda Gabriel Boric ganó por un estrecho margen en diciembre de ese año.
Boric cumplió su promesa de organizar una convención constitucional para escribir un nuevo documento central, pero los chilenos rechazaron el producto de esa convención, lo que habría sido una de las constituciones más “progresistas” del mundo, el año pasado, alimentando la decepción con Boric en ambos. lados
La desaprobación pública de Boric y una creciente sensación de inestabilidad en Chile, alimentada por los disturbios en curso, el crimen callejero desenfrenado y el perdón de Boric a terroristas y alborotadores, parece estar asustando aún más a los posibles inversores extranjeros. Boric no ha podido capitalizar su imagen como un cruzado del cambio climático para atraer ningún interés sustancial en su país de la industria de vehículos eléctricos y la tecnología verde, que necesita cobre, una de las principales exportaciones chilenas, en grandes cantidades, fuera de acuerdos dudosos con el Partido Comunista Chino.