Radiografía de un país emocionado: Papa Francisco en Colombia

Por Lourdes Molina Navarro

Especial para ABC de América

Como cuando la gente siente una gran emoción ante un evento único, y no sabe cuánto le va a durar la alegría y si realmente le traerá beneficios a su vida, pero sabe que está feliz, así son las sensaciones y sentimientos que ha despertado la llegada del Papa Francisco en los colombianos.

Es más allá del tema religioso y seguro trasciende la espiritualidad, porque aunque en Colombia, la mayoría de los habitantes profesa el catolicismo, hay libertad de cultos que cada día ganan más fieles, basta mirar las cifras del cristianismo.

Sin duda, este es un momento histórico, social, económico y político del país, muy particular, especialmente porque el Gobierno Nacional ha firmado un proceso de paz que debería ser un respiro para una nación azotada por la violencia, desde hace más de cincuenta años, no solo por los grupos alzados en armas, también por el paramilitarismo, por el narcotráfico y por la delincuencia organizada.

Por todo ello, a juicio de muchos, la visita del sumo Pontífice representa un respaldo a la paz, un voto por la paz, fe en una paz duradera…y el escenario no podría ser más propicio para la reconciliación, sino fuera porque cada vez más, Colombia muestra mayor polarización en sus ideas.

Sin embargo, la gente está contenta con la visita papal, con mucha esperanza, consciente del gran momento, y en esta primera jornada, a los periodistas, como siempre, no les importó madrugar para llegar a Catam muy temprano y comenzar su tarea de cubrimiento. Así lo hicieron los representantes de medios nacionales e internacionales que sumaron alrededor de 500 personas, entre fotógrafos, camarógrafos, reporteros y presentadores, nosotros, privilegiados dentro del grupo.

La logística de Presidencia y la organización para el cubrimiento superó las expectativas y todo estuvo impecable, la sala de prensa amplia, cómoda, ventilada y con los elementos necesarios para desempeñar bien nuestra labor como un internet rápido, suficientes conexiones de energía, pantallas gigantes, mesas tipo aula y el corral para periodistas en el momento de la llegada del Papa, también generoso en espacio, con las mismas comodidades de la sala de prensa y con un detalle adicional importante: muy cerca del avión que transportaba al Papa.

En la cara de la gente se notaba la alegría, uno a uno iban llegando los invitados especiales, un número de 2.500 personas, entre ellos, aparte del gabinete ministerial, y gente en altos cargos públicos, empresarios reconocidos y dirigentes gremiales, entre otras personalidades.

Hubo paciencia para esperar al Papa, tanto así que los bailarines se sentaron en su tarima tranquilamente, mientras el reloj corría y nos anunciaban que el Papa ya estaba en cielo colombiano, por Bucaramanga, y que llegaría a lo sumo en 30 minutos y pisaría nuestro suelo, el de un país emocionado, que quiere ver en esta visita, el comienzo de un futuro mejor, tal y como sienten los adultos mayores que vuelven a ser niños y los jóvenes que no se les agota la ilusión, unos y otros piensan en la paz como un destino, capaz de brindarles seguridad y por eso abrazan la cercanía del sumo Pontífice como un buen augurio, cuando Colombia quiere creer que los vientos que vienen son de una paz que no tiene reversa.

Con su gran carisma, el Papa fue recibido en Bogotá, en la pista de Catam, con honores de Estado como corresponde, con el saludo del Presidente de la República, la Primera Dama, quien le iba explicando lo que le iban mostrando, el de los ministros y el recibimiento por parte del Clero como el mayor jerarca de la iglesia Católica.

La música de la Sinfónica y los bailarines que interpretaron una colorida cumbia colombiana le dieron la bienvenida así como las sonrisas y saludos de niños provenientes de diversas fundaciones fueron la nota cálida y emotiva en una tarde soleada de septiembre, antes de subir al papamóvil a hacer su recorrido por la Calle 26, donde miles de personas salieron a recibirlo y saludarlo.

La visita papal que se extiende durante cuatro días y ha seleccionado las ciudades de Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena, seguirá siendo uno de los cubrimientos con más acogida por estos días, en un país donde no abundan las buenas noticias y por eso cuando llegan de tanto repetirlas logran el efecto contrario: desesperar a más de uno con el “modo Papa” y “Papa hasta en la sopa”.

Eso explica que hechos como confundir el papamóvil con el “batimóvil” de Batman, refiriéndose al vehículo del papa, por una equivocación de una periodista, no solo consiguen los más altos ratings por ser un motivo para reír, sino que actúan como catalizadores de la desesperanza cuando no todo es fe y emoción.