Odio y ego, los mayores electores del presidente que nos merecemos

OPINIÓN

Por Lourdes Molina Navarro

Especial para ABC de América (*)

Odio puro, concentrado, irracional, y un monstruo gigante de ego y sesgo que fue creciendo año tras año, tras la constante polarización política de Colombia, atizada por sentimientos de creernos mejor que los demás: siempre los otros son los malos, los equivocados, los que tienen rabia, los resentidos, y nos creímos el cuento.

Allí están los culpables de que hoy esperemos un nuevo Presidente de la República, en las actuales circunstancias, que representa ese cambio de 180 grados que tanto aclama la gente.
Ese odio que dividió al país en los de izquierda y de derecha, con muchos nombres a lado y lado, recuerda la animadversión entre Capuletos y Montescos que describiera Shakespeare magistralmente en la tragedia de Romeo y Julieta; aunque eran otras épocas, por lo menos de literatura inmortal.
Aquí no hay otra historia y tragedia distinta a la mal intencionada. Ya no hay tiempo de llorar, ni de pensar en los hubiera que no existen, ni en la nobleza que les faltó a muchos políticos para hacer las mejores alianzas, a tiempo, equivocadas o no, en favor del país que tanto decimos amar; nos pudo el ego, la trampa, la mala palabra, el meme, el mensaje cargado de veneno, los reportajes amañados, las chuzadas, los videos revelados, la discordia y las discusiones en todos los niveles, que incluso acabaron con la paz entre familia y amigos.
Lamentable espectáculo, estafa de valores, y todo para qué? El resultado es un país inmerso en lo mismo y lo peor es que una y otra campaña presidencial han acudido al discurso ya muy gastado del amor, retórica que nadie les cree, de la reconciliación, escudándose en quién puede dar más a un electorado que clama un cambio de cualquier forma.
Quién ofrece menos o cero corrupción, empleo, seguridad, educación, vivienda, pensión, inclusión, defensa y respeto por los derechos humanos de todos los colombianos…quién da más? La feria de las promesas y las ilusiones cada vez más rotas de la gente más vulnerable.
Pero el discurso ya se agotó, hoy es un día histórico en el cual Colombia pondrá a prueba, una vez más, la solidez y fortaleza de su democracia, porque eso sí, el presidente que elijamos, no será responsabilidad de nadie más, sino de Colombia. No es hora de buscar culpables en otra parte, si nos gustan o no los candidatos de esta contienda, será un presidente que aceptaremos y será el que nos merecemos.

(*) Periodista y escritora colombiana con trayectoria en medios de comunicación económicos y empresariales. Magíster en Estudios Políticos de la Universidad Javeriana.