Catedral de sal de Zipáquirá, una de las joyas subterráneas más admiradas del mundo

A 50 kilómetros de Bogotá, se encuentra una de las obras de arquitectura más importantes para los colombianos, ocupa el segundo lugar de culto más impresionante del planeta y es patrimonio de la humanidad.

Se trata de la primera Maravilla de Colombia, la Catedral de sal de Zipaquirá, ubicada a 50 kilómetros de Bogotá, capital de Colombia. Esta joya arquitectónica es el resultado de depósitos de sal a una profundidad de 180 metros bajo tierra, en las montañas del municipio con más de 200 millones de años de antigüedad.

Convertida en un espacio alternativo, que se traduce a un universo subterráneo en el que los visitantes encuentran 8.500 metros cuadrados de una rica colección artística, donde la delicadeza del arte y la rudeza del trabajo minero tienen como resultado esculturas talladas sobre sal y mármol en un ambiente arquitectónico, cultural y natural.

Entre los 20 sitios la Primera Maravilla de Colombia compitió con sitios turísticos y templos de reconocimiento mundial como: La Gran Mezquita Sheikh Zayed en Abu Dabi, El Partenón de Atenas, La Catedral de Notre – Dame de París, La Capilla Sixtina en la ciudad del  Vaticano, entre otros que hicieron parte de esta publicación del buscador más importante de la web, Google. 

Este templo subterráneo levantado en la roca salina a 2674 metros sobre el nivel del mar es un atractivo de visita que recibe millones de turistas.

Impresionante obra

Nada menos que 250.000 toneladas de este mineral fueron necesarias para la construcción de este espectacular templo cristiano, 127 mineros y  110 talladores, ubicado en las entrañas de una mina de sal en el departamento de Cundinamarca, Colombia.

Esta increíble catedral subterránea fue construida entre los años 1950-1954, para ser posteriormente renovada entre 1991 y 1995, formando parte de un complejo cultural llamado “Parque de la Sal”, espacio cultural temático dedicado a la minería, la geología y los recursos naturales.

Este inusual espacio de culto es considerado como una de las grandes joyas de la arquitectura del país cafetero.