Pure Chemistry revoluciona el mercado de bienestar y belleza en América Latina

“No solo queremos hacer productos buenos, queremos hacer un mundo mejor”. Esta es la filosofía de trabajo con la que Alina Lucía Imbeth Luna, una emprendedora colombiana ha creado un modelo de negocio circular.

Pero además, explica la emprendedora, se trata de un negocio que tiene todo el potencial para revolucionar la industria cosmética del país y del mundo.

De Argentina hasta México y de Perú hasta Brasil, Latinoamérica es un mercado en crecimiento y de oportunidad para la industria de cosméticos.

En el caso colombiano, solamente en 2016 esta industria facturó 2.955 millones de dólares y se prevé que en 2020 supere esta cifra por unos USD 459 millones .

Este es el escenario perfecto para mujeres emprendedoras y entusiastas que como Alina Lucía, un día tuvieron un sueño y al otro tuvieron la entereza de sacarlo adelante y de trabajar por él, en este caso particular: usando “la química buena” de moléculas y materiales para transformarlas en productos que embellecen y cuidan, no solo la piel sino el entorno respetando el principio de “todo es química” y todo está relacionado con ella.

“La gente cree que Pure Chemistry es una marca y nosotros somos más que eso, esta es una empresa de mujeres”.

Pese a contar con apoyo masculino en algunas operaciones, el pie de fuerza está compuesto solo de mujeres, esta es una compañía en la que el modelo jerárquico es circular y consiste en otorgar a cada colaboradora un rol de autoridad que se refleja en un trabajo en equipo de apoyo mutuo y permanente.

Hecha en Medellín

Pure Chemistry es una B corporation que nació en Medellín en el 2009 y se dedica a inventar, fabricar y vender productos de belleza bajo el principio inmutable de las buenas prácticas: no dañar el medio ambiente, utilizar el mínimo de recursos y reducir al máximo la generación de deshechos o desperdicios; mientras enseña que la química lejos de ser mala, puede estar presente en los productos de belleza de manera sostenible.

“Finalmente todo está hecho de moléculas y nosotros tomamos lo bueno de la química y esas buenas prácticas son las que se llaman prácticas orgánicas”, explica Alina.

Los productos de Pure Chemistry están certificados internacionalmente por reconocidas entidades como Leaping Bunny , Ecocert y PETA, convirtiéndose en la primera y única empresa colombiana que a la fecha ha obtenido el respaldo orgánico, vegano y cruelty free (libres de crueldad) de todos sus productos, lo que les concede una diferenciación única en este segmento del mercado.

De hecho; en marzo pasado, la empresa fue signataria de la solicitud al Parlamento Europeo para apoyar una prohibición global de pruebas en animales.

Como nos cuenta Alina, “para obtener la certificación, los ingredientes deben provenir de recursos renovables, la fabricación debe ser respetuosa con el medio ambiente, el embalaje debe ser biodegradable o reciclable”.

Se trata de que la base de toda esta magia de la química sean ingredientes de origen no animal o sintético.

Pure Chemistry es una empresa en la que a cada frasquito y su contenido se les imprime dedicación y pasión, por lo que ninguno de ellos se produce o se distribuye de forma masiva, sino que se fabrica a pequeña escala basándose en históricos de consumo para garantizarle a cada cliente el disfrute de un producto lo más fresco posible.

La realidad de Alina con Pure Chemistry es el reflejo de un sueño detrás del que ha habido mucho trabajo y que tiene impreso su nombre por todas partes, razón por la cual; la entrega de sus productos no puede ser “el toque” menos importante.

Fedex, un gran aliado

La mayoría de sus clientes se concentran en Medellín y el resto del país, quienes merecen la misma calidad y eficiencia en el servicio de entrega que los clientes internacionales, lo cual supone un obstáculo importante porque -en palabras de Alina- rastrear un envío en Colombia le había sido difícil en un inicio y es una de las razones por las que sus clientes no podían saber cuándo iban a recibir el producto.

En medio de este panorama, Alina buscó a FedEx con la esperanza de encontrar una solución definitiva: un servicio de encomiendas y de envíos puerta a puerta que garantice el bienestar del producto desde que sale de la tienda hasta que el usuario final lo recibe y, por supuesto, que se pueda rastrear; entonces cuando le contestaron en FedEx dijo “yo sé que ustedes son internacionales, pero necesito que me ayuden a nivel nacional”.

Después de una visita, FedEx con sus soluciones logísticas a nivel nacional se ha convertido en su principal aliado para su negocio de productos cosméticos porque “el proceso de entrega es súper rápido a poblaciones donde antes no podía llegar, FedEx se encarga, y entrega” expresa Alina con entusiasmo.

Los planes de expansión no se han hecho esperar, y para ello Alina tiene sus ojos puestos en mercados inmensos como los de EE.UU y Canadá, y lo que es seguro es que a donde sea que lleguen sus productos, el objetivo va a ser el mismo: generar, más allá de un beneficio económico, un impacto social y ambiental a través de mujeres que trabajen en PC o que usen los productos.