Mascotas resultan damnificadas por crisis económica en Venezuela

Un cachorro fue amarrado en el portón, otros dos perros fueron lanzados por encima de las rejas, una estaba en trabajo de parto. Alba Hernández se indigna, pero los acoge en su refugio, que según dice tiene los días contados ante la falta de donaciones o ayuda veterinaria que tanto necesita.

VOZ DE AMÉRICA

Los ladridos se escuchan desde la entrada principal, al mismo tiempo se observa a una treintena de perros correr detrás de su rescatista. Otros más perezosos se mantienen echados en un sofá, que está sin cojines y rasgado por todos lados.

“No hay humanidad”, lamenta esta mujer con su voz aflijida mientras acaricia en su regazo a un perrito que recién llegó al Refugio Mi Moisés, que tiene 24 años funcionando.

“El año pasado fue horrible la cantidad de peluditos que me dejaron amarrados aquí. Este año hemos continuado con lo mismo”, dice Hernández, desesperada porque el cierre del refugio es inminente.