Iberoamérica y el retorno a la era del fuego

Por FRANCISCO RODRÍGUEZ GARCÍA, Director ABC de América.

Lo que comenzó como una jornada de protestas y saboteos al metro de la capital chilena, terminó en una incontenible noche de incendios, saqueos, vandalismo y Estado de Emergencia.

Y aquello de que los pueblos que no recuerdan su historia están llamados a repetirla, se hizo evidente cuando al no tolerar más los desmanes de los enfurecidos santiagueños, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, decretó el Estado de Emergencia y ordenó la salida a las calles del ejército nacional, rememorando esa triste y oscura página del 11 de septiembre de 1973.

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Tuve la oportunidad de seguir los eventos minuto a minuto y en directo por la televisión estatal chilena, que dicho sea de paso no interrumpió su transmisión, sorprendido porque ya veía muy lejanos esos tiempos de sangre y fuego en este querido país sudamericano, y también porque hace 46 años me enteraba de los sucesos por la radio y debía imaginarme cada cosa que relataban.

Anoche, fui testigo de una escalada violenta si precedentes, en la que la anarquía, el descontento, la rabia y la impotencia para contener las protestas fue el combustible que las alimentó, hasta llegar a niveles destructivos sin precedentes en la región.

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Prácticamente todas las estaciones de metro de Santiago destruidas y averiadas, cerca de 20 buses incendiados, bancos y comercios saqueados, así como las primeras imágenes del día, que muestran a Santiago como si hubiera sido un campo de batalla, son un resultado que alarma.

Fuego extendido

Y el hecho causa alarma porque es una tendencia que se está propagando, no solo por América, sino también en otras latitudes, como ocurre en Barcelona por cuenta de la disputa separatista.

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Estas últimas semanas, los sucesos de Santiago de Chile, Ecuador, Barcelona y México, nos devolvieron a la era del fuego, pero más que nada, encendieron una alerta sobre lo que está ocurriendo con muy buena parte de la sociedad latinoamericana, que ya experimenta día a día estas circunstancias, con un común denominador: la convocatoria a unas protestas pacíficas que terminan en desmanes incontenibles o la reacción desenfrenada de las mafias frente a decisiones del Estado como lo fue la captura e inmediata liberación del hijo del “Chapo”.

Sí, así de simple, sea por la razón que sea, Iberoamérica se encuentra sumida en una nueva era del fuego, sin que las razones y soluciones de fondo sean claras.

Mal mensaje y presagio para una sociedad entera, en cuyas mentes y corazones no reposa más que el deseo de trabajar dignamente y alcanzar algunos de sus sueños.