LA PAZ (Sputnik) — Estados Unidos apuesta a un nuevo modelo diplomático en América Latina que busca retomar la iniciativa a partir del restablecimiento de Gobiernos conservadores en la región, dijo a Sputnik el director del Instituto de Investigaciones en Ciencia Política de la Universidad Mayor de San Andrés de Bolivia, Iván Miranda.
“La política estadounidense en América Latina ha cambiado en términos diplomáticos y su modelo de negociación a largo plazo tiene como una de sus premisas la transición de Gobiernos progresistas y de izquierda hacia regímenes conservadores en la región”, declaró el investigador.
Miranda hizo esa declaración al referirse a la política exterior que despliega Estados Unidos hacia América Latina, 16 años después de los atentados a las Torres Gemelas en Nueva York.Para el también docente de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Mayor de San Andrés, la acción terrorista del 11-S no solo fue un ataque al centro del capitalismo mundial sino fue “una señal del debilitamiento de la hegemonía y dominación occidental”.
“A partir de ese acontecimiento, la política exterior norteamericana se concentra en los países del mundo árabe considerados hostiles o una amenaza para su seguridad interna”, remarcó Miranda.
A 16 años del 11-S, Estados Unidos encuentra un nuevo escenario en América Latina donde no sólo se vio en la necesidad de restablecer negociaciones diplomáticas con Cuba sino que accedió al desmantelamiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia con el fin de retomar la iniciativa en la región, sostuvo el experto.
Asimismo, Washington desarrolla una abierta presión sobre Gobiernos “aún críticos” como Cuba, Venezuela y Bolivia, advirtió Miranda.”El modelo de negociación a largo plazo que caracteriza a la diplomacia de Estados Unidos, bajo la era de Donald Trump, incluye la presión económica hacia países que aún le incomodan”, remarcó el director del Instituto de Ciencia Política de la UMSA.
En la actual coyuntura, pese a los cambios que se registraron en la región, los países de América Latina sienten que el poderío económico y militar de Washington tiene un “peso específico sobre la región” y “difícilmente van a poder lograr su autodeterminación”, sostuvo el académico.
“Los Gobiernos de la región son altamente dependientes de Estados Unidos, porque tienen una debilidad insalvable que se expresa en pobreza, analfabetismo, desempleo y corrupción a lo que se suma la actividad del narcotráfico y un alto nivel de inseguridad ciudadana”, concluyó Miranda.
Bolivia mantiene congeladas las relaciones con Washington, luego de que el Gobierno del presidente Evo Morales expulsara –en 2008- al embajador de ese país, Philip Goldberg y la agencia antidroga norteamericana que operaba en este país suramericano.