Con más de 8 millones de votos Petro le abre una nueva ventana a la izquierda colombiana

Es evidente que a partir de esta elección cambia el mapa político de Colombia, por un lado, para darle paso a una joven figura que representa un nuevo partido de derecha, Centro Democrático.
Lo hasta ahora ha venido siendo una pugna entre los partidos tradicionales por los puestos y posiciones del Estado, tiende a convertirse, a partir de esta elección, en un pulso entre dos formas de ver el manejo político del país.

Con el triunfo de Iván Duque en la elección presidencial de Colombia, son tres los hechos históricos que se juntan: la más alta votación (10,4 millones) para presidente alguno, la llegada de la primera mujer vicepresidente y el indiscutible ascenso de la Izquierda en el mapa electoral del país.

Y es que la elección presidencial en Colombia de este domingo pasará a la historia como una de las más reñidas, decisivas y controvertidas de la historia.

No porque haya lugar a discusiones sobre los resultados, que claramente le han dado la victoria al candidato del Centro Democrático, Iván Duque Márquez, sino que, por primera vez en la historia de la democracia colombiana, la izquierda le respira en la nuca a la política tradicional del país y, aún perdiendo la presidencia, gana, porque el resultado alcanzado por su candidato Gustavo Petro (8.022.000 votos) le da derecho automático al Senado de la República, reconociéndolo, además, como líder y vocero legítimo de la oposición.

Es evidente que a partir de esta elección cambia el mapa político de Colombia, por un lado, para darle paso a una joven figura que representa un nuevo partido de derecha, Centro Democrático, que con escasos cinco años de fundación, desplazó a los centenarios Liberal y Conservador, que en este proceso han decretado su ingreso a la lista de especies políticas en vías de extinción. Y por otro, a un creciente sentimiento de rechazo al modelo tradicional que ha dominado la política en el país.

¿Polarización o cohesión?

Lo hasta ahora ha venido siendo una pugna entre los partidos tradicionales por los puestos y posiciones del Estado, tiende a convertirse, a partir de esta elección, en un pulso entre dos formas de ver el manejo político del país, entre una visión de derecha y mano dura, frente a una izquierda que sin duda se dedicará cobrar la factura de la deuda social acumulada durante tantos años y gobierno tras gobierno.

Más allá de los llamados de unidad y reconciliación que se han formulado desde la orilla triunfadora, es evidente que luego de la fuerte confrontación entre el centro, bajo la presidencia de Juan Manuel Santos, y la derecha liderada por el exmandatario Álvaro Uribe, ahora pudiera trascenderse a una discusión mucho más intensa, y, ¿por qué no?, radical entre los dos nuevos esquemas de liderazgo político, en un país, que entre otras cosas, logró, y pese a toda la crítica, superar la página de la lucha guerrillera armada por cuenta de las Farc.

Así las cosas, en este momento y al calor de los resultados de la elección presidencial, Colombia, como Nación, deberá elegir entre la cohesión y la polarización. Amanecerá y veremos.