Alegoría al refrán en tiempos de pandemia

Por Lourdes Molina Navarro (*)

Editora General ABC de América

30 refranes rescatados de la sabiduría popular de las abuelas para recrear cómo nos sentimos frente al Covid-19.

En esta coyuntura sanitaria que “no deja títere con cabeza” si te arrimas al virus, también “no hay peor ciego, que el que no quiere ver” como Jair Bolsonaro, por ejemplo, y quien no se cuida adecuadamente por considerar que los demás exageran, y no le da a su salud el valor que tiene, tristemente verá que “el bien no es reconocido, hasta que no es perdido”.

Brasil actualmente en el segundo país con más muertos en el mundo por la crisis del coronavirus y su presidente podría decir “el que tiene boca, se equivoca”, pero no, él prefiere seguir tercamente negando que la pandemia en su país está lejos de ser controlada, mientras su escaso 30 % de aceptación pareciera pensar absurdamente que “lo que no mata engorda” y “para dónde va Vicente, para donde va la gente”.

Lo cierto es que Brasil está sobre el millón de contagios, mientras los expertos de salud del vecino país, explican que las cifras reales probablemente sean cuatro veces mayores, como quien dice: “quien mal anda, mal acaba”.

Pero si cuando lamentablemente enfermas, llegas al hospital y tienes la suerte que te asignen una UCI, podrías pensar que “amanecerá y veremos”, no es el caso de todos, porque hay quien sale “más mamado que chupo de guardería” o dando gracias por volver a casa con su esposo irritante o la suegra criticona, que te dice al verte llegar: “hierba mala, nunca muere”.

Por eso “no hay mal que por bien no venga”, mientras no nos refiramos a la situación de Estados Unidos, claro está, el país más golpeado por la enfermedad, en el planeta, con más de dos millones de casos y más de 116.000 muertes, seguido por Brasil con alrededor de 900.000 contagios y decesos superiores a 43.000, según cifras oficiales de la Universidad Johns Hopkins, reivindicando el hecho de que “al que no quiere caldo se le dan dos tazas”.

El país del Tío Sam, con Donald Trump, a la cabeza, quien asumió ese cargo a los 70 años, convirtiéndose en el presidente más anciano en la historia del país norteamericano, en 2017, provoca risa en algunos por sus equívocas recomendaciones a seguir un tratamiento con hidroxicloroquina, impulsando a twitter a inferir que “en boca del mentiroso, lo cierto es dudoso” y echando por tierra aquello de que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”.

En Colombia, la situación es otra pero no menos preocupante y no siempre basta con decir que “a grandes males, grandes remedios”, ni tampoco ignorar ese condimento político infaltable en nuestras economías latinoamericanas “a río revuelto, ganancia de pescadores” que parece explicar las acciones bien intencionadas o no, de nuestros gobernantes.

En estos tiempos, hemos escuchado propuestas de tenor empresarial, de todo tipo, para aplicar a los trabajadores, pagar por horas, reducir los sueldos de la gente, pagar la prima a plazos, darle vía a retiro de cesantías y hasta de pensiones por la crisis y devolución del IVA; un galimatías enredado que a unos y a otros les dice: “a buen hambre, no hay pan duro”;  “rectificar es de sabios”; “a caballo regalado no le mires los dientes” y “piensa mal y acertarás”.

La verdad irrefutable es que en Colombia, los casos superan los 53.000 a la fecha, 1.723 fallecidos y una cifra cercana a 20.000 recuperados, siendo Bogotá la ciudad del país con mayor número de contagios, más de 16.000 hasta ahora, sin poder pregonar que “al mal que no tiene cura, se le hace la cara dura”, ya que el mundo busca incansablemente la vacuna salvadora porque “no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista”.

Y reconociendo que el Gobierno no lo ha hecho mal en el manejo de la pandemia y que en definitiva, siempre seguiré pensando, aunque me critiquen, que “quien duerme mucho, poco aprende”, creo firmemente que el enemigo que enfrentamos tendrá su fin y lo venceremos entre todos, porque “a todo marrano gordo le llega su noche buena”.

Por último, les comparto la cifra estimada de muertes en Colombia a diciembre 31 de 2020, según un informe realizado por el Ministerio de Salud y entregado por la Presidencia de la República a la Corte Constitucional sobre los efectos que tendrá el Covid-19 en el país, en él se habla de 40 mil personas que podrían llegar a fallecer siendo “genio y figura hasta la sepultura”.

Un número para reflexionar y extremar el cuidado ante el peligroso virus, ya que no aplica “a palabras necias, oídos sordos”, sino por el contrario: “el que busca encuentra”, el pez muere por su boca”, “cuando el río suena, piedras lleva”,  y “el tiempo todo lo cura, menos la vejez y la locura”, rescatando el valor de estas frases tan comunes que escuchamos de las sabias abuelas.

(*) Periodista y escritora, especializada en temas económicos y empresariales, Magister en Estudios Políticos.